VENEZUELA:
ANTES Y DESPUÉS DE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE
Parte I
Análisis comparativo
de los dos últimos procesos electorales del siglo pasado
mercedesramirez2018@outlook.com
"Esta Sociedad Civil, moderna categoría social, pareciera querer despertar de una prolongada pesadilla en la que cuarenta años de corrupta e ineficiente democracia al igual que un gigantesco fagocito amenazara con devorarla".
Con una Carta Magna contemplando en su articulado modificaciones al espacio político administrativo, la unicameralidad del congreso, la inclusión de la Fuerza Armada en el proceso de votación como entes beligerantes, entre muchos otros cambios sustanciales de orden económico, político y social; nos aprestamos a elegir las nuevas autoridades que tendrían la responsabilidad de dirigir el rumbo del país en esta nueva oportunidad de la democracia venezolana, por décadas, una de las más sólidas y respetadas del continente latinoamericano.
La última jornada electoral del siglo que antecede
se vio signada por la apatía y la abulia.
Las calles, que hasta el día anterior se mostraban congestionadas de
vehículos y gentes quienes se desplazaban en todas direcciones, exhibían a
algunas personas dispuestas a dirigirse a sus centros de votación a ejercer su
derecho a expresarse en lo que constituyó un proceso caracterizado por un
excelente clima. El sol en augurio de
normalidad atmosférica brilló desde las primeras horas de la mañana hasta bien
entrada la tarde.
Los
índices de abstención se cumplieron superando en algunos casos el 90%. La UNA, Universidad Nacional Abierta entregó sus
resultados a casi las ocho de la noche.
Un electorado presa de hastío castigó con la indiferencia a unos candidatos
que no supieron hacer llegar sus ofertas electorales quizá en parte por la
falta de definición con respecto a las funciones que deberían ejercer.
Nuevas
competencias se le asignarían a los cargos de Alcalde Metropolitano quien
asumiría las funciones del Gobernador del Distrito Federal y presidiría el
Consejo Metropolitano de Planificación de Políticas Públicas, en el Distrito Metropolitano conformado éste por 7 Circunscripciones
pertenecien-tes al Distrito Federal y el
Estado Miranda, así como también a los Alcaldes Mayores, Alcaldes
Municipales, Concejales Metropolitanos,
Concejales Municipales, Presidentes de Juntas Parroquiales y Jefaturas
Civiles. Extrañamente, concluye así un proceso que tanto a nivel de las
localidades como en todo el país, contradice de manera absoluta el espíritu
mismo de la reciente Constitución Bolivariana de la República de Venezuela en
la que se consagra el derecho a escoger por primera vez uninominalmente a los 6241 distintos cargos de representación a
nivel nacional.
Quedarían para el posterior análisis de los expertos en psicología social
y sociología política las posibles otras causas que hayan podido incidir en la
falta de interés a ejercer una conquista ciudadana lograda merced el dispendio
de cuantiosas sumas de dinero, tiempo y esfuerzo.
2001 sería un año de profundos cambios en todos los órdenes de la vida
del país, particularmente en la vida municipal, en el que deberían afinarse las
instituciones democráticas existentes y perfeccionarse las recientemente
creadas en la búsqueda de mayores niveles de eficiencia que permitiesen asumir
el gran reto de llevar el país hacia un sendero de prosperidad y bienestar para
la gran mayoría de sus habitantes.
Prolegómenos
de este proceso electoral
Los lamentables sucesos que algunos han dado en llamar “el día en que
bajaron los cerros", trajeron nefastas consecuencias, como es de todos
conocido. Los medios informativos,
importantes pilares del sistema,
acusaron el golpe que significó el sacudón. Despidos masivos, cambios en los cuadros directivos. El país quedó en stand-by. El deseo de mayor organización y
participación ciudadana era una semilla que estaba empezando a germinar. Todavía no se hablaba de "Sociedad Civil" como tal, pero era tácito e implícito que
de esto se trataba. Un espacio en el que
interactúan diferentes miembros del entramado social con relativa autonomía y
casi sin intervención del Estado. El
país clamaba ya por un nuevo liderazgo que supiese interpretar el momento
político actual.
Esta Sociedad Civil, moderna categoría social,
pareciera querer despertar de una prolongada pesadilla en la que cuarenta años de corrupta
e ineficiente democracia al igual que un gigantesco fagocito amenazara con devorarla.
Las reformas parecieran
querer ir en marcha a pesar
de las reticencias encontradas a su paso. Descentralización, transferencias de
competencias, creación de nuevas unidades político administrativas (parroquias,
alcaldías, municipios,). van transformando el cuerpo geopolítico
venezolano. Se hacen foros, talleres,
conferencias, debates, charlas en torno al tema de la Ley Orgánica de Régimen
Municipal.
Se habla de la necesidad de una Constituyente, de reformar la
Constitución, en fin, las instituciones fundamentales han sido puestas en
entredicho:
La Asamblea Nacional Constituyente fue una idea largamente acariciada por un grupo de personalidades representativas de lo más selecto de los sectores políticos e intelectuales del país nacional. Se barajaron en esa oportunidad nombres como los de los doctores Arturo Uslar Pietri, Rafael Caldera, Allan Brewer Carías, Jorge Olavarría, Alberto Quirós Corradi, Rafael Tudela, Arturo Gabaldón y José Vicente Rangel, sumándoseles posteriormente el nombre del General Italo del Valle Alliegro.
Este grupo de notables,[1] como se les denominó entonces, vista la innegable notoriedad alcanzada por cada uno de ellos en el desempeño de sus funciones respectivas, propugnaban en contrapartida el proyecto de Reforma del Estado, [2] la convocatoria a una Constituyente,[3] mecanismo mediante el cual se marcaría un nuevo hito en la historia venezolana a fin de lograr establecer las bases ideológicas y jurídicas que servirían de sustento al proyecto de país que necesitaba conformarse a través de la redacción de una nueva Carta Magna.
La
reducción del aparato burocrático y la creación de la figura del Primer
Ministro como brazo operativo o ejecutor de las políticas del Estado similar al
paradigma francés de democracia moderna, eran la principal fuente de inspiración
de nuestra élite política para realizar los cambios estructurales que la nación
necesitaba.
A raíz de los sucesos del 4 de
febrero de 1992 los cuales resultaron en una intentona fallida de golpe de
Estado al Presidente Carlos Andrés Pérez, el Comandante Hugo Chávez Frías fue
hecho preso. Sobreseída la causa por el
Presidente Rafael Caldera, (Diario El Nacio-nal), el Comandante Chávez Frías salta a la
palestra política con el proyecto de convoca-toria a una Asamblea Nacional
Constituyente como tema de campaña.
Previo referendum consultivo
cuyo resultado fue la expresión multitudinaria de la necesidad de una Asamblea
Constituyente, se convocó a elecciones para designar a l30 asambleístas,
representativos de los diferentes sectores de la sociedad civil esparcida a lo largo
y ancho de la geografía nacional.
Esta Asamblea Nacional Constituyente permaneció durante seis meses en sus funciones. Dicha Asamblea tenía por objeto darle la estructura necesaria al cuerpo de ideas y sugerencias surgidas de las diferentes deliberaciones efectuadas en el hemiciclo del Congreso cuyo debate pudo ser observado a través de las cámaras de televisión por el país venezolano. Al término de este período, la Asamblea Nacional Constituyente fue sustituída por un “Congresillo” quienes se encargarían transitoriamente de los destinos de la nación.
El cuadro geopolítico venezolano había experimentado importantes
variaciones. Nuevas entidades
territoriales se sumaban a las ya existentes abriendo una encendida discusión
sobre la pertinencia o no de crear otros.
El Distrito Federal exhibe hoy cinco municipios: Baruta, Sucre, Hatillo, Chacao -suerte de
Mónaco-, y por ende el más rico de latinoamérica.
El
quinto municipio: Libertador, lo compondrían veintitrés parroquias dos de las
cuales de reciente data: San Pedro y San Bernardino.
Cuestionadas como ya hemos dicho que estaban nuestras instituciones
pivotales, los indicadores llaman a alarma.
Venezuela había conquistado el primer índice inflacionario del
continente dejando atrás a la Argentina.
Una moneda débil e inestable que había perdido su poder adquisitivo nos
convertiría sin más, en una nación verdaderamente pobre-rica y nos arrojaba a
un mar de incertidumbres en el que vientos de cambio soplaban por doquier.
Deberíamos entonces decidir por nosotros mismos . ¿Sabríamos?, ¿Podríamos hacerlo? Nada parecía más importante que todo lo que
estaba en el tapete de la Opinión Pública.
Nuestra vida ciudadana, nuestro destino como nación y nuestra riqueza
como país. El cansado árbol de la
democracia necesitaba de una savia fresca que sin incurrir en los consabidos
desmanes que tanto daño habían hecho y aún hacen a nuestras instituciones,
pudiera rescatarla de esos derroteros de los cuales sólo mediante un arduo y
sostenido esfuerzo de todos los que en él vivimos, sin distingos de razas,
credos o posición social, hubiese sido posible restituirlas.
Se hacía entonces, necesario que ejerciéramos nuestro derecho y nuestro deber constitucional a expresarnos políticamente, dándonos el mejor gobierno y contribuyendo con todas nuestras energías a recuperar nuestros territorios en reclamación, nuestro prestigio como nación y nuestra riqueza como país.
[1] El Dr. Rafael Caldera nunca integró “Los
Notables”. Entrevista de la autora de
este material al Dr. Juan José Caldera en su oficina de Parque Central.
[2] Comisión Para la Reforma del
Estado (COPRE)
[3]Proyecto
Caldera: Propone el establecimiento de
una democracia intensamente participativa para darle al pueblo, que es el
soberano del sistema democrático, la posibilidad de intervenir directamente en
la toma de decisiones esenciales para la marcha del país. A través del
referéndum popular en
cuatro modalidades diferentes: consultivo, aprobatorio, abrogatorio y
revocatorio y a través de la Alta Comisión de Justicia, que le permita a la
comunidad poner orden en el seno del Poder Judicial. Además paralelamente se propone la
incorporación de otras instituciones como la figura del Primer Ministro, la del
Defensor de los Derechos Humanos y la Instancia de la Asamblea
Constituyente. El Proyecto contempló el voto conciencia
y la obligación del voto secreto cuando lo demande un tercio de las
Cámaras. Modifica el régimen de partidos
y las normas fundamentales del mecanismo del sufragio. Fortalece la descentralización y crea
nuevos arbitrios rentísticos para los estados.
Ediciones Convergencia,
Presentación. Dr. Juan José Caldera.
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